Oxigenando mi cerebro

Soy Carolina Zuanic de la Región de Antofagasta y esta es mi breve historia arriba de la bicicleta.

Pasé más de 20 años en gimnasios desestresando mi alta carga laboral, ya que trabajo en minería y el deporte siempre fue mi escapatoria a esa rutina; pero siempre en espacios cerrados. Ello me dejó el camino abierto a buscar otras alternativas, estar en casa tomando clases en vivo fue una de tantas, pero llegó ese momento que algo te lleva a ver el mundo sin barreras: ahí fue cuando decidí optar por una bicicleta.

Llegar a una tienda y ver alternativas fue un poco difícil, pero recibí una muy buena asesoría para lo que necesitaba. La elegida fue una Specialized Diverge. Fue muy cómodo poder pedalear por primera vez en esta linda bicicleta.

«Mi primera salida a la Portada de Antofagasta fue genial, 3 horas demoré en ir y volver esos 44 kilómetros. Para algunos ciclistas de trayectoria es nada, pero para mí fue una tremenda hazaña».

Luego vendrían más salidas de fines de semanas hasta que decidí dar un paso más: instalar mis primeros pedales con fijaciones y claro, ya tenía toda la implementación que merece montar en bicicleta (casco, tricota, mallas, etc.). Poco a poco fui sintiéndome más segura y complementada con esta máquina tan increíble. Pero no todo fue fácil, aprender a enganchar las zapatillas a esos pedales y tener que sacar el pie al frenar en un semáforo me dejo más de una cicatriz jajaja, pero es parte del aprendizaje, ¿o no?

Al pasar los meses y más en confianza con el entorno y mis condiciones físicas, decidí participar en un Gran Fondo de Ciclismo de Ruta. El lugar elegido fue la Isla Grande de Chiloé en marzo de 2022. Conocer los paisajes y tradiciones de esta hermosa isla me cautivó, más allá de las ganas de competir. Sin darme cuenta estaba en una carrera de bicicletas bajo una lluvia tormentosa, nunca pensé que sería tan lindo y a la vez tan extremo. La lluvia y el viento me acompañaron durante todo el trayecto, además del frío que se sumó al pasar los kilómetros. Pensé en abandonar la competencia y subirme al auto, solo deseaba un café bien calientito y estar en un refugio al lado de una estufa, pero lo logré.

Llegué a la meta y dije lo que muchos ciclistas en estas condiciones exclaman: ¡nunca más hago esta locura! Sin embargo, al pasar las horas me sentí increíble, disfruté de una manera distinta el momento, y solo me pregunté: ¿a cuál vamos ahora? 

Todo esto en una bicicleta de Gravel, de alrededor de 12kg, que por ese entonces no me importaba en absoluto.

Pero viendo lo bien que se siente cada cambio positivo que uno enfrenta en los desafíos que nos proponemos, fui un poco más lejos en esa bella sensación de pedalear y ¿adivinen? Hice el cambio definitivo, una bicicleta 100% de ruta me pareció muy atractiva. La Aethos Comp de Specialized fue la elegida, es la bicicleta más ligera del mercado y fue la mejor decisión, sentir esa ligereza es única y ya esos 44 kilómetros a la portada pasaron a ser menos de 2 horas. Claramente, no todo es la bicicleta, más que mal la consecuencia de pedalear de manera continua deja sus frutos, te cambia la vida, tu estado físico y mental mejoran considerablemente.

El mes de abril fue increíble, logré hacer mis primeros 100 kilómetros y los hice nuevamente en un Gran Fondo (nunca hice caso a ese nunca más haré esta locura). Ahí estaba en La Serena, el Gran Fondo del Valle del Elqui fue el que me vió nuevamente arrepintiéndome de cada pedalada que daba a falta de 20 kilómetros por cruzar la línea de meta. Lo hice nuevamente, había recorrido desde el Faro hasta Pisco de Elqui sin parar, esta vez bajo un sol abrazador y con más de 4 horas 46 minutos pude decir: lo logré, ¡llegueeeeeé!

Son 10 meses de ciclismo y de aventuras por las rutas de Antofagasta cada fin de semana que me toca desconectar mi cabeza de una semana cargada de informes y stress laboral. La bicicleta simplemente me mostró que la vida sana y el entrenamiento no siempre tienen que ser bajo cuatro paredes y con un sinfín de máquinas de ejercicios. conectar con el mundo y su naturaleza arriba de una bicicleta es simplemente maravilloso.

La única inquietud que me queda preguntarme es: ¿Y a cuál Gran Fondo me inscribo?

FELIZ.

Carolina Zuanic

                                                                                                                            

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