El poder de una mamá

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4:34 am de la madrugada, en unos minutos sonará mi despertador. Se viene un día intenso y largo, de sólo repasarlo en mi mente, me baja ansiedad. Sigo chequeando mi lista de pendientes, recuerdo que debo sacar hora para el dentista a José, que Isi necesita que le compre un pantalón nuevo, no debo olvidar comprar pañales y leche, terminar sus colaciones y pensar a qué hora haremos sus tareas en la tarde.

5:16 am Me quedé dormida, mi despertador sonaba, pero cerré los ojos un momento para dormir  “5 minutos” y claro, esos 5 minutos se transformaron en 16 y pasé de largo. No pude descansar bien anoche, José tosió y lo más probable es que se contagió un virus.

5:23 am Garmin check! Comienza el sufri-entrenamiento, sé que últimamente no he dado lo mejor de mí, pero quiero esforzarme. Mientras más de la mitad del mundo duerme, en estas prístinas horas con cada pedaleada olvido un poco mi ansiedad, cada impulso del pedal, cada gota de sudor me recuerda lo viva que estoy. Se viene un día duro y agotador, pero ¿qué día en la vida de una madre no es duro y agotador?

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Luces y sombras

Recuerdo aquella tarde soleada como si fuera hoy. Le vendí a mi amiga Lauri mi bicicleta de montaña, tengo 9 meses de embarazo y en unas semanas más conoceré a Isi, estoy ansiosa y temerosa. He llorado toda la tarde, sé que en el momento que salga esa bici por la puerta de mi hogar una parte de mi vida ciclista morirá. Sé que ya no seré la misma.

¿Cuántas de nosotras al convertirnos en madres sentimos que nunca volveremos a ser esa mujer ciclista que fuimos algún día? Es que la maternidad es un devenir de luces y sombras, de días soleados y días grises. Es como si te sentaran en una silla y te dieran vueltas y vueltas y luego te paras y sigues caminando, aturdida, confundida. Muchas veces no sabes qué rumbo o ruta elegir, no hay ciclocomputador que guíe el camino y ese camino muchas veces está lleno de imprevistos y duras cuestas que escalar.

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6:15 am Apago el ciclocomputador, me sentí fuerte hoy, tomó un sorbo de agua y mordiqueo una manzana al paso (es idea mía, ¿o las mamás siempre comemos paradas?). Me miro al espejo y veo a esa mujer del reflejo, parece tan distante de lo que creo que soy, de lo que fui ¿En qué momento me salieron esas arrugas y ojeras? ¿Por qué sigue abultado mi vientre pesé a esforzarme tanto? Mi cuerpo se reveló contra mí desde que soy madre y por mucho que trate de negarlo se me presenta patente en mi reflejo.

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«Mi realidad es que mi vida muchas veces es un completo caos, que me siento desorientada e imperfecta y que si pudiera me escaparía una semana a pedalear sin rumbo fijo para no escuchar un: “Mamá tengo hambre, mamá tengo sueño, mamá la Isi me pegó, mamá estoy lista, mamá, mamá, mamá…”. Aunque sé que en unos años más extrañaré esas palabras…»

La imperfección y el caos

“No te compares con nadie”, suele decir mi madre. Es que cada mujer y mamá son un universo único. Decirlo es la parte fácil, pero hacerlo es una tarea titánica. Muchas veces caigo en la tentación de ver a esa mamá pedalera que hace rodillo, crossfit, yoga, va a dejar sus hijos al colegio, pedalea con sus amigas, tiene citas con su pareja, cocina un rico pie, su casa es un templo de perfección y hasta posa con sus pestañas largas y maquillaje perfecto. Pero esa no es mi realidad y creo que ni la del 99% de las demás mujeres del planeta.

Registro personal de Constanza durante la pandemia.

Mi realidad es que mi vida muchas veces es un completo caos, que me siento desorientada e imperfecta y que si pudiera me escaparía una semana a pedalear sin rumbo fijo para no escuchar un: “Mamá tengo hambre, mamá tengo sueño, mamá la Isi me pegó, mamá estoy lista, mamá, mamá, mamá…”. Aunque sé que en unos años más extrañaré esas palabras.

Pero es en aquel caos, en ese mundo insurrecto y entrópico que la belleza se manifiesta en los insignificantes detalles, como cuando a mi hija le preguntan en el colegio: “¿Qué es lo que más le gusta a tu mamá?” Y ella con esos ojitos soñadores y sonrisa contagiosa responde: “Mi mamá ama andar en bici” o como luego de varios intentos fallidos por fin puedes salir sola a rodar sintiendo que eres una luchadora que ganó una de tantas batallas.

Creo firmemente que en la vida no hay recetas para las cosas, que la clave para vivir en la coherencia es escucharse a una misma, acallar las opiniones ajenas y en la profundidad del silencio con respeto y valentía ver la cara oscura de nuestra existencia y aceptar lo que somos. Desde esa profunda introspección comienzan a aparecer nuevas realidades, nuevas formas de maternar, aquellas que nos hacen felices y dan sentido. Aquel caos por fin se convierte en nuestro propio orden, imperfecto, fragmentado, anómalo, pero nuestro.

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7:35 am Tuve que enojarme con ellas, no querían levantarse ni tomar desayuno y tuve una vez más que alzar la voz para que me hicieran caso (cosa que odio). Sin embargo, camino al colegio les puse su canción favorita y las vi emocionadas cantando a todo pulmón, las dejé rápido en el colegio y me fui a mi trabajo. Se viene una jornada llena de desafíos. Soy yo o ¿todas las mamás descansamos en el trabajo, aunque estamos trabajando?

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Mamá-Mujer

Constanza trabaja como encargada de Retail Services en Specialized Chile.

Eran las 20:00 hrs y claro estaba cansada después de un largo día y un entrenamiento express. Ese día decidí ir con mis amigos, me lo debía después de olvidarme por mucho rato. Me maquillé las huellas de una noche anterior en la que no dormí producto de un virus que se apoderó del cuerpo de mis hijas. Llegué tarde. Claramente, no estaba en mis planes hacerlas dormir, pero un “mami, no te vayas” me cautivó. Se quedaron dormidas y salí a hurtadillas rumbo al restaurant. Una de las personas que estaba en el lugar me dijo: Aahhh me sorprendiste no sabía de que también podías ser mujer y no sólo mamá”. No sabía si llorar o reír, pero hice lo correctamente esperable; esbozar una sonrisa. Al parecer el mundo cree que por ser madre has perdido la ambición de vivir, de ser algo que no sea tu rol de madre. Aunque respeto mucho a esas mujeres que deciden o por diversas razones se dedican exclusivamente a la maternidad.

Pero no es mi caso, y sé que el de muchas madres. En mí vive un mujer apasionada, una aventurera que le quema el ardor por descubrir el mundo.

Sé que soy joven aún.
Deseo hacer cosas que tengan trascendencia.
Quiero pedalear y ver miles de lugares en bici.
Conocer a otras mujeres ciclistas-madres que me inspiren.
Quiero mejorar mis récords.
Superar mis miedos.
Ver el amanecer y el atardecer pedaleando.
Llegar donde nunca me imaginé.

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23:47 pm Estoy exhausta, fue una dura jornada de trabajo, mi vida es una carrera constante, digno de una Copa del Mundo de XCO. Les leí un libro para dormirlas, traté de no cabecear, pero debo decir que no logré mi cometido. Ordeno sus cosas para mañana, reviso sus tareas, veo sus dibujos, me alegro porque José pudo recortar por la línea punteada y que Isi por fin le sale bien la letra ligada. Ordeno mi bolso para mañana, reviso que mi Garmin esté cargado, la potencia del entrenamiento, mi ropa de ciclismo y los snacks para el día. Recuerdo otra frase que leí por ahí: “Todo amanecer es un nuevo comienzo”. Me obligo a pensar que es así, la casa está en silencio, mañana se me viene un nuevo entreno, apago la luz y reflexiono sobre la suerte de poder hacer lo que me gusta, pese a que trabajo, estudio, soy esposa, dueña de casa y mamá.

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“Inquiétate por ti misma”

Si pudiera dar algún consejo a otras mamás ciclistas este sería inquiétense por ustedes mismas, salgan de su zona de confort, descubran cosas que no sabían de que habitaban en ustedes.

Este año me inscribí en la carrera Across Andes, carrera de ultraciclismo que recorre 1.000 kilómetros en 6 días con más de 15.000 metros de altitud. Aún no sé si la correré o terminaré, pero creo que al inscribirme di el primer paso para descubrir una nueva Constanza que quizás ha estado esperando que la tomen en cuenta durante mucho tiempo. Quizás aquella mujer aventurera que creí que murió el día que di a luz no murió del todo, y está ahí esperando pacientemente.

Por último, regalénse ese tiempo para pedalear, ese espacio único de conexión y libertad, necesario para recargar energías. Somos las responsables de otros seres, pero también de nosotros mismas, ámense incondicionalmente, sean la madre que siempre quisieron tener, aquella mujer mamá #Poderosa ciclista apasionada.

Soy Constanza, mamá-mujer, voy en viaje en bicicleta por la maternidad junto a mis dos hijas, Josefa e Isidora de 3 y 6 años, un viaje que no sé cuál es el camino correcto ni  qué dificultades voy a enfrentar, pero que estoy dispuesta a vivir y a pedalear.

Constanza Contreras
Creadora de Pedalea por Ti.
@contyconmi

Fotos y Retratos por @ccaniumil

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